La cetrería, un patrimonio humano vivo
La UNESCO ha declarado a la cetrería Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por tratarse de una auténtica tradición social respetuosa con el medio ambiente que se transmite de generación en generación. Fue el PCI (propuesta de declaración) más internacional de la historia de la institución.
Inscrito en 2016 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad
En un principio, el hombre utilizó el arte de la cetrería para procurarse alimentos, pero su evolución posterior hizo que hoy en día esté vinculado principalmente a la conservación de la naturaleza, al patrimonio cultural y a las actividades sociales de las comunidades. De conformidad con sus tradiciones y principios éticos, los cetreros doman, alimentan y adiestran para el vuelo aves de presa –halcónidos, y también águilas y acipítridos–, creando un vínculo con ellas y convirtiéndose en sus principales protectores. Practicado en muchos países de todo el mundo, el arte de la cetrería puede presentar algunas variantes prácticas –por ejemplo, en los equipamientos utilizados– pero sus métodos son siempre análogos. Los cetreros se consideran un grupo específico. A veces viajan juntos durante semanas, cazando y contándose luego mutuamente las vicisitudes de cada jornada en las veladas que organizan. Consideran que la cetrería les une al pasado, especialmente cuando pertenecen a comunidades en las que este arte representa uno de sus últimos vínculos con el medio ambiente natural y su cultura tradicional. Las prácticas y conocimientos relacionados con este elemento del patrimonio cultural inmaterial se transmiten de generación en generación en el seno de las familias, así como mediante sistemas de tutoría formal y aprendizaje o cursos de formación impartidos en clubs y escuelas. En algunos países es preciso aprobar un examen de nivel nacional para ser cetrero. La celebración de encuentros y festivales permite a las comunidades de cetreros intercambiar conocimientos, fomentar la diversidad y sensibilizar más al público al valor de su arte. Fuente: UNESCO / ONU
Emiratos Árabes Unidos, Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, República de Corea, Mongolia, Marruecos, Qatar, Arabia Saudí, España, República Árabe Siria, Alemania, Italia, Kazakstán, Pakistán, Portugal
La cetrería es el arte de adiestrar aves rapaces para cazar animales libres en su medio natural.
La cetrería cuenta con una enorme tradición en nuestro país y es practicada en todas las Comunidades Autónomas y en más de 70 países, por lo que, hoy en día, es la manifestación con mayor número de países adheridos. Es fácil y apasionante recorrer su historia repasando escritos medievales, representaciones artísticas en vidrieras, tapices, pinturas, esculturas y obras de teatro.
Sin embargo, la cetrería es una actividad minoritaria. Su práctica requiere tanto tiempo, dedicación y recursos que tan solo unos pocos aficionados mantienen viva esta milenaria tradición. Su recompensa no está tanto en las presas obtenidas (con suerte una al día, para alimentar al ave) como en las emociones y en los valores que se desarrollan. Al descubrir la caza con las aves rapaces se entiende por qué la cetrería fue considerada desde el s. XIV como la mejor escuela para formar a un caballero. El ave ha de alcanzar y mantener plenas capacidades físicas y mentales. No en vano sus potenciales presas a diario se ejercitan escapando de sus depredadores naturales. La incertidumbre del momento del ataque, el lugar donde va a surgir la pieza, su avistamiento, persecución… desarrollan en el cetrero habilidades para la caza y valores que le ennoblecen como la entrega, altruismo, perseverancia, compromiso… Por ello no se consideran como cetrería actividades que se limitan a la suelta de palomas a halcones o las exhibiciones de vuelo de rapaces en los mercados medievales. La dificultad en la caza que presenta el individuo silvestre determina el grado de excelencia alcanzado por el cetrero.
En España se practican las modalidades posibles; Alto vuelo y bajo vuelo. El alto nivel de nuestra cetrería es reconocido en la comunidad internacional. Tradicionalmente se han empleado especies autóctonas como el Halcón peregrino Falco peregrinus, el Azor Accipiter gentilis o el Gavilán Accipiter nisus. Desde el Medievo se han venido importando aves exóticas. En la actualidad, gracias a la reproducción doméstica y, en estos casos concretos, al nulo impacto medioambiental, se emplean también hibridaciones, fundamentalmente de halcones. Hacerse cetrero conlleva tantos sacrificios e imprevistos que es preferible conocerlos antes de adquirir un ave. La mejor forma es contactar con una asociación y acompañar previamente a un cetrero en activo en sus salidas al campo.
Fuente: Ministerio de Cultura